Desde la época de nuestros abuelos y padres la
estación del tren de Armenia fue el centro de despacho y arribo de
muchos sueños, sueños que crearon un lugar de muchas grandezas y
promesas, de gentes que no solo pusieron su marca en nuestro pueblo sino
en el país y el mundo entero.
Hoy se sienta como testigo de lo que fue un sueño hecho realidad.